LA ACTIVACIÓN CRÍSTICA
¡Despierta la semilla que hay en tí!
Artículo publicado en la Newletter de Viajes Sagrados. Junio 2015
Autora: Mara Cascón
Casi todos estamos al tanto de la inmensa energía que nos llega en estos tiempos. Unos conscientemente y otros a fuerza de cambios profundos y espectaculares en nuestra vida. Algunos de ellos se manifiestan simultáneamente en todos nuestros ámbitos más básicos: trabajo, relaciones de pareja, de amistad, lugar de residencia,… O bien en nuestro cuerpo dolorido con afecciones sin causa patológica, pero que nos frenan en nuestro ritmo diario, como una llamada de atención que nos lleva al reposo y la introspección.
Podemos darle muchos nombres a esta fuerza arrolladora que nos está dando la vuelta como si fuéramos un calcetín. Unos antes y otros después, pero lo que es seguro es que todos pasaremos por ello. Tal vez nuestra forma será progresiva, a paso de hormiga, o de golpe, pero sin duda transitaremos el cambio.
La mala noticia es que resulta inevitable y será la norma de aquí en adelante hasta que encontremos nuestra línea de flujo, nuestra función, nuestra nueva orientación en este nuevo mundo.
La buena noticia es que disponemos de muchas herramientas y apoyos para llegar a ello rápida y fácilmente, o al menos, para suavizar el trayecto.
Puedo dar fe de la efectividad de las que vengo utilizando desde hace años, tanto personalmente como en centenares de clientes y alumnos: Reiki, Códigos Solares, Meditación, Relajación profunda y… la Activación Crística, entre otras.
Hoy voy a hablarte de la Activación Crística. Sí, porque Crística es uno de los nombres que recibe la inmensa energía que nos llega. Es de una elevadísima vibración, que se está instalando en nuestra querida Tierra o mejor decir despertando, porque siempre ha estado aquí. Solo que adormecida en los últimos milenios. De hecho algunos avatares o personajes de gran luz empezaron a espabilarla hace aproximadamente 2.000 años. Según las culturas conocemos más a unos que a otros. En la nuestra el máximo representante de esta tarea fue el Maestro Jesús, también conocido como el Cristo (y no por la cruz como se pretendió siglos después).
Según esta teoría que comparto, su principal función al encarnarse entre nosotros fue la de sembrar las semillas crísticas que despertarían por estas fechas en cada uno de nosotros.
Este despertar que nos permitirá desplegar toda nuestra verdadera esencia, nuestras capacidades y habilidades como seres multidimensionales que somos y como cocreadores conscientes de nuestra realidad, ya he dicho que se irá produciendo progresivamente.
Aún así, según nos vamos dando cuenta de lo que pasa podemos acceder a herramientas que nos permitan facilitar el proceso. La Activación Crística es la más directa que conozco.
Estando en un estado plenamente despierto y consciente, la persona va accediendo a otros estados ampliados de conciencia acompañada por el terapeuta, en un ambiente sereno, seguro y confortable. La experiencia se tiene en primera persona y se va comentando en voz alta para grabarla mejor y evitar que luego se olvide como ocurre con los sueños.
Normalmente la Activación, que dura entre una hora y media y dos horas, se compone de tres fases que pueden manifestarse en el orden que las voy a describir o aleatoriamente:
- Limpieza de registros de memoria celular procedente de nuestra experiencia vital y/o de nuestras líneas parentales.
- Conexión con el arquetipo o esencia del Padre y la Madre divinos.
- Conexión con lo más sagrado de tu esencia que aporta información valiosa en ese momento.
Cada experiencia es diferente según la persona y el momento. Algunos lo relacionan con una experiencia mística o multidimensional simultánea.
Con ello se despierta la Semilla Crística de nuestro interior y nos permite estar más en sintonía con el nuevo mundo que se despliega inexorablemente dentro y fuera de nosotros. Tomando nuestro poder con naturalidad, la que nos da el haberlo sentirlo personalmente y no solo a través de las palabras o descripciones de otros. A nuestra manera, la única válida, la más útil.
Mara Cascón – Faro de Luz